domingo, 27 de septiembre de 2009

Descubriendo el Arte

Hoy voy a descubriros algunos de los secretos de esta fabulosa obra de arte titulada Apoteosis de “il Cavaliere”, obra del insigne fotógrafo Luciano Adulatti “il Pelotta”. En ella podemos ver como Silvio Berlusconi, presidente de la República Italiana se muestra como el mesías que guiará a su pueblo a través de la historia.

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Esta obra magistral ha sido objeto de críticas malintencionadas que pretendían rebajar, sin que sus autores las hayan entendido, la profundidad de los significados que encierra.

El soporte fotográfico, propio de nuestros tiempos, ha sido elegido en detrimento del óleo, sin que por ello pierda fuerza ni calidad esta representación. No muestra una composición clásica en triángulo o en diagonal, tampoco tiene en cuenta la proporción aúrea ni la regla de los 2/3; su genialidad se muestra en el uso de una estructura irregular que no es posible identificar y que le presta esa frescura y naturalidad. Los vestidos oscuros, excepto en las niñas, resaltan los rostros y manos, contribuyendo a la gestualidad expresiva de la escena. No obstante, el fotógrafo bebe de las fuentes clásicas y utiliza con soltura los arquetipos para transmitir su mensaje.

Observemos, en primer lugar, como el emperador Silvio I abre los brazos acogiendo a su pueblo mientras sus fuerzas le siguen aguerrida e incondicionalmente. Podría buscarse el origen en muchos cuadros clásicos alegóricos. Para ilustrarlo he elegido la alegoría de la Constitución de 1812, obra menor de Goya, en la que se aprecia la misma postura de acogimiento y protección.

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La mujer de la derecha, madre que incita a la alegría a las dos niñas. Esta figura podríamos adscribirla a la tradición de las piedades y madonnas clásicas, actualizada en su atuendo y expresión.

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Otro grupo importante es el de los acompañantes, cuyos antecedentes pueden rastrearse en La ronda nocturna. Este homenaje a Rembrandt denota un conocimiento íntimo y profundo de los grandes artistas.

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Con todo, el mayor homenaje a los clásicos lo encontramos en la niña emulando uno de los personajes mas conocidos de Goya. Veámoslo:

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Pero todo este comentario quedaría incompleto si no dirigiese vuestra atención hacia los pequeños detalles que dan vida y confieren ironía a la obra. El autor inserta intencionadamente algunos guiños ambíguos que sus detractores interpretan, equivocadamente, como mala leche.

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El propio Cavaliere, al que muestra con su brillante cabellera y perfecta dentadura, cual paladín mitológico, rasgos que sus enemigos se empeñan en denostar como mas falsos que un euro de madera.

El alcalde, al que refleja con la duda de la responsabilidad, a la que se enfrenta con ánimo sonriente y optimista. La visión malévola dice que se trata de vergüenza ajena.

Otro de los personajes, la madre, a la que algunos identifican con una funcionaria mamporrera, cuyas mirada, guiño y manos intentan animar para la foto a unas niñas que no saben por donde les da el aire.

El rostro de la niña mayor parece decir que qué asco, que pesados son estos mayores, cuando realmente su sentimiento es que se encuentra anonadada por los bienes que recibe de Papá Estado,

Y lo mas enigmático de esta gran obra de arte, de un simbolismo no revelado por el autor y que ha dado pie a muchas interpretaciones, algunas ciertamente esotéricas: ¿por qué la puerta de un dormitorio está provista de cerradura?

Con esta primera entrega, espero haber contribuido a ampliar vuestro conocimiento del gran mundo del Arte.

jueves, 21 de mayo de 2009